Es en su discurso donde el paciente debe crear las teorías y mitos acerca de lo que él cree que le pasa, por qué consume, en qué momentos, qué situaciones de su vida lo llevaron a eso.
Las dificultades son evidentes en la instalación de la transferencia.
Ausencias, avisos a la hora convenida de la entrevista de estar haciendo otra cosa, confusión de un día por otro. Tentativas de incursión en la vida privada de la analista.
En el tiempo de las entrevistas preliminares debe construirse la posibilidad de un tratamiento analítico. Esto depende del estilo de la demanda que un sujeto realice.
No puede hacerse un trabajo analítico con sujetos que sólo vengan a quejarse de su toxicomanía. Hay personas que buscan soluciones mágicas, que prefieren no hablar de sí mismos, sino que les resulta cómodo que un Padre les diga que hacer.
Es necesaria la ficción creada por el paciente de un interlocutor Otro al que le supone un saber, Sujeto Supuesto Saber.
La transferencia imaginaria donde el analista es un objeto capaz de despertar amor, odio, fascinación o angustia; y transferencia simbólica que se constituye cuando el paciente puede volcar en su palabra, su sufrimiento y dirigir esta queja al analista.
Es en este momento donde surge la posibilidad de un síntoma y otras manifestaciones del Inconsciente, como sueños, lapsus, equívocos.
La clínica psicoanalítica procura elaborar una nueva posición del sujeto en la palabra.
En el encuentro con el analista, en las idas y venidas del paciente, en sus retrasos, interrupciones, es donde se va elaborando una relación con “la ausencia”.
Suele ocurrir que un paciente, aún no viniendo a la entrevista, llame para conservar su lugar, que interrumpa, a veces por lapsos de tiempo prolongados, años, y vuelva para retomar en el punto en que había dejado.
Más que imponer una abstinencia, es necesario elaborar el puesto de la droga en la relación con el analista.
En el análisis debe construirse un tiempo de espera necesario, para que el paciente teja teorías acerca de lo que le ocurre, del por qué utiliza drogas.
La función del analista es fundamental en el sentido que un paciente en análisis, se aferra a él, es quizá lo más importante en la vida de un sujeto que va en busca de su deseo.
La toxicomanía toma estatuto de “síntoma” neurótico, cuando el paciente intenta encontrarle un sentido, una explicación, a esto que lo hace sufrir. Ya no funciona como una operación del farmakon, detrás de la cual el sujeto desaparece.